lunes, 12 de diciembre de 2011

dulceNavidad...

A veces echo de menos aquellos tiempos en que todo era mucho más sencillo. Quizás parezca una bobada en boca de una dieciséis añera, pero la vida es igual de jodida para todos. En realidad, claro que echo de menos algunas cosas. Echo de menos aquellos tiempos en que jugar era mi sola y única preocupación, y echo de menos el espíritu navideño de los niños. Echo de menos ser una niña de alma incansable con ganas de repartir alegría y de cambiar el mundo, lo echo tanto de menos.
Debe de ser que se aproxima Navidad y estoy más melancólica de lo normal. Me he dado cuenta de que todo a cambiado en muy poco tiempo y que desde entonces ya nada es lo mismo. A veces dudo de si es simplemente debido a que he crecido y mi visión del mundo es mucho más amplia y un tanto más objetiva, pero me parece una respuesta demasiado fácil. Muchas veces pienso en las comidas y cenas familiares y la verdad es que ni la comida me sabe igual: la sopa esta sosa, el pollo seco, el cordero insulso, el marisco salado y los canelones poco hechos.  Ni siquiera recibir regalos hace ya la misma ilusión. Como decía, todo ha cambiado. 

Cada año espero inútilmente que llegue la Navidad, para volver a sentir aquella alegría infantil en el pecho que te envolvía y te aislaba del mundo, pero que a la vez era tan contagiosa. Pero año tras año, me doy cuenta  de que ni siquiera la Navidad es lo que era.  Parece como que falta algo, que desde hace algún tiempo falta algún ingrediente para que todo sea tan perfecto como yo recuerdo.  No solo me lo parece, sé que falta algo.  Falta alguien. Un alguien que era tan importante para todos, que se fue en el momento en que todos menos esperábamos. De hecho, así dicen que se van los grandes, de repente y sin avisar; y es que era muy grande. Era una persona que irradiaba energía y positividad. La persona más fuerte que he conocido y conoceré. Jamás oí necia palabra sobre él, y tampoco flojeaba ante cualquier tropiezo. Por eso y por mucho más, es por lo que le admiro tanto.

Ahora mismo mi vida está un tanto descolocada, y a menudo pienso en lo que a él te hubiera gustado, porque aparece en mi cabeza constantemente, pero eso no me extraña, porque sé que todos aquellos que tuvieron el gran gusto de conocerle, o compartir unos segundos de su vida con él sienten muchísimo que se fuera tan precipitadamente y le echan de menos.

Era la pieza clave que hacía que todo funcionara, y todos girábamos a su alrededor, dependiendo en todo momento de él. Por eso, ahora que no sabemos a qué debemos orbitar estamos verdaderamente perdidos. Colgamos sin sentido de unos hilos cual marionetas que nadie quiere dirigir. Si estuviera aquí todo iría mejor. Lo sé con seguridad. No podría solucionar la crisis, o el hambre en el mundo, pero volvería a llenar nuestra vida con su sonrisa, devolviéndonos la permanente felicidad.

A veces pienso que igual también le estoy decepcionando, y que él hubiera querido que todo siguiera igual, pero es tan complicado tirar de todo una familia, sobre todo cuando él no está… Por eso me he propuesto cambiar. Voy a cambiarlos a todos, y voy a cambiar yo. Voy a coger al toro por los cuernos y voy a dirigir esta familia hacía un rumbo fijo. Voy a conseguir que pueda sentirse orgulloso de mi.

sábado, 19 de noviembre de 2011

undiadelomásEXTRAÑO

No es tan fácil describir el día más raro de mi vida, un día que nada más empezar sabes que será diferente. Todo comienza con un mensaje de texto que cancela una cita. Hasta ahora quizás parece un día de lo más normal, pero es entonces cuando algo cambia. Cuando por algún motivo, los astros y los planetas se alinean para crear algo especial, algo que modificará completamente todo lo que pasará de ahora en adelante. Como por ejemplo seria el hecho de que ese mensaje no llegara a su correspondiente destinatario, la cual cosa provocaría una cadena de hechos que desembocaría, cual río llegando al mar, en el más gracioso e increíble de los desastres.
Estoy soñando. El calor del sol del verano, la arena húmeda de la orilla de la playa, el olor a crema solar, y ese regustillo a sal que notas cuando tragas un buen buche de agua de mar. Todo parece tranquilo, y se puede escuchar el romper de las olas.

Cuando de repente despierto, y pasan algo más de las nueve y media de la mañana. Llaman al timbre de mi casa. No me levanto. Será el cartero. Vuelven a llamar al timbre, y esta vez lo mantienen pulsado algo más de rato. Finalmente me levanto algo extrañada, y oliéndome que algo diferente esta a punto de pasar. Que gran sorpresa cuando miras la pantallita del interfono, y ves como la cara de  tu cita cancelada de hoy, la cara de una verdadera amiga se asoma tímidamente. Le digo que por favor suba, y mientras ella llega me da tiempo a recogerme el pelo en una coleta y adecentarme un pelín. A pesar de ser temprano, y de hecho una visita un tanto inesperada, por dentro alucino porque no me siento para nada extraña, estoy realmente cómoda con la situación, y es que en algún rincón de mi mente me parece que es de lo más normal. Como viejas amigas que somos, y como viejas amigas que retoman viejas costumbres, vemos un buen rato la tele, y encontramos de cualquier tema insulso algo interesante de lo que hablar, y es que al lado de una buena amiga, cualquier cosa se convierte en un par de sonrisas y unas cuantas carcajadas. De hecho incluso sobra el televisor, porque lo único que convierte ese momento en especial eres tú, una amiga de aquellas que llevas en lo más hondo de tu corazón. Después de un par de programas de MTV,  un cambio de vestuario y muchas tortitas después, autobús al centro comercial para dar una vuelta y ojear un par de tiendas. Aceleramos un poco el día.
Son cerca de las dos y vuelve a sonar el timbre. La situación: comida familiar, acompañada de un pastel de tiramisú casero hecho con coñac, y ver a alguien que hace tiempo que no veías. Eso sumado a que ese alguien esta mejor que nunca, de hecho esta como nunca antes le habías visto, con tan solo escucharlo sabes que ahora esta realmente feliz. Y lo cierto es que después de todo, te echas unas buenas risas, no sé si debido al coñac del pastel o  a que simplemente necesitaba un rato como ese, pero ha sido estupendo.
Sí, lo has adivinado, vuelven a llamar al timbre. Esta vez no es una buena amiga, no, son tres de ellas. Son amigas que llegan en el momento perfecto, cuando más lo necesitas, y cuando ni siquiera las has llamado. Amigas que por razones que ni siquiera comprendo tienen el maldito don de aparecer cuando es necesario, amigas que no tienen el don de la inoportunidad que yo tan secretamente codicio. Sin pensármelo un par de veces, bajo en seguida a verlas, y descubren que escondo algo tras mis ojos. Mi liberación es tanta que al contarlo, mis secretos escapan en forma de lágrimas desde lo más profundo de estos, y desaparecen mientras se deslizan mejillas abajo. Y no puedo dejar de temblar. Es como si acostumbrada a llevar un gran peso encima me liberaran de él de repente, sin avisar.
Y así es como sin quererlo, tienes un día de lo más extraño. De hecho aún no ha terminado el día, y es posible que cuando menos te lo esperes, si hasta ahora has tenido un día medianamente normalito, oigas un lejano ding dong. Un extraño y lejano ding dong que siempre trae consigo algo especial!


Fotos: HDominguez

viernes, 4 de noviembre de 2011

LACLAVE.

Hoy necesito hablar de un tema que a todos nos corroe por dentro. Las inseguridades. Sí, ese es el tema del día. 
No sé muy bien que son las inseguridades, lo único que tengo claro acerca de ello es que nos hacen sentir mal, muy mal. Las inseguridades son una especie de miedos que nos paralizan, que nos arrebatan cualquier libertad de movimiento. Las inseguridades nos dejan clavados en las vías del tren mientras oímos como este se acerca des de la lejanía. Es una verdadera paradoja. Es cierto que nos inmovilizan, pero a la vez nos obligan actuar de manera irracional, de una manera en la cual no actuaríamos con normalidad. Estos miedos son capaces de sacar lo peor de ti mismo, de convertirte en una bestia irreconocible que actúa movida por unos hilos, cual marioneta manejada por el más vil de los diablos. Lo que puede pensar la gente que nos rodea, es que todo viene de un pequeño  o gran cruce de cables, y seguramente no entiendan nuestro comportamiento, pero eso es porque las inseguridades son invisibles a los ojos de los demás. Si sufres de inseguridades, anímate y no te preocupes, porque estos pequeños complejos solo aparecen en tu mente, y por lo tanto los demás no los van si quiera a percibir. Si bien, esto también puede ser porque cada uno ya tiene suficiente con sus propios problemas y preocupaciones como para andarse fijando en los defectos de los demás.

Hablando en plata, tener inseguridades es de lo más normal del mundo. De hecho, hoy en día es algo de lo más corriente, solo excluimos  de este asunto a aquel que se siente realmente seguro de si mismo. Pero ciertamente, solo esa persona puede ser realmente como quiere, como realmente es, ya que no tiene ninguna muralla ni barrera que romper como cualquier persona insegura. Lo que quiero decir, aunque suene algo exagerado es que nunca llegaremos a ser quien somos en nuestro interior hasta que dejemos de lado nuestros miedos. Miedos que a veces es mejor exteriorizarlos para superarlos. ¿Qué que nos pueden ofrecer los demás para llegar a ser quienes somos? Pues es fácil y sencillo. Ellos tan solo nos van a desenmascarar nos van a hacer ver las cosas tal y como son, tal y como se ven desde fuera, regalándonos una visión por fin objetiva de nosotros mismos. Esto tiene que ser suficiente para entrar en razón y olvidarte de todo eso, y es que a veces solo es necesaria una persona,  una buena palabra de una amiga o un amigo en quien confíes para abandonarte al más puro estado de felicidad.  Y es que en cuanto rompas esa barrera que tú mismo te has construido, vas a dejar que los demás te quieran tal y como eres, y vas a empezar a sentirte querido. 
Esa es la clave, la clave de la felicidad.




Fotos: HDominguez

domingo, 30 de octubre de 2011

Se me hace muy difícil y extraño pensar que mi manera de comportarme frente a las piedras que hemos encontrado en nuestro camino te ha ayudado, de manera totalmente inconsciente, a que por fin te dieras cuenta de lo mucho que me preocupo por ti, por nosotros y por lo nuestro. Es incluso divertido ver como valoras detalles invisibles a los ojos de cualquiera.
Ahora entiendo que no se trataba de demostrar nada forzosamente, ni de jurar y perjurar, ni de repetir las cosas una y otra vez hasta que quedasen claras. Cada cosa llega en su preciso momento, y es que los sentimientos se demuestran con hechos y no con palabras. Claro que puede ser que las palabras estén llenas de sentimientos, pero no siguen siendo más que palabras.

 Cada cosa llega en su momento preciso, y de la forma más adecuada. En este caso, la gratitud que experimento ahora que te has dado cuenta de lo que siento por tu propia cuenta sobrepasa el borde de lo posible, y más si la comparas con la satisfacción  que podría haber sentido de cualquier otra forma.
Al fin te das cuenta de que te quiero más  de lo que se puede medir con palabras. 

viernes, 28 de octubre de 2011

¿No os ha pasado alguna vez eso de tener un día tremendamente difícil de llevar? Pues bien, hace poco yo tuve uno de esos días. Uno de esos días en los que en cuanto te levantas sabes que todo te va a salir mal aunque no lo quieras e intentes hacer todo lo posible por cambiar ese hecho.  
Bien, pues es en uno de esos días en lo que nada cobra sentido, en los que todo se te cae encima y no encuentras la manera de salir de entre los escombros,  en los que te sientes totalmente perdida, en los que necesitas un empujón para salir adelante, en los que sabes que no puedes ser fiel a ti misma. Es entonces cuando debes resurgir de tus propias cenizas cual ave fénix, y apoyarte en tus principios e ideales más básicos.

Cuando estás en uno de esos días malos, es cuando te das cuenta de si a pesar de todo, de si a pesar de haberte levantado con el pie izquierdo, sigues siendo tú. Una buena o mala amiga. Una buena o mala hija. Una buena o mala novia. Un buen o mal estudiante. En definitiva, una buena o mala persona.
De hecho es imposible aprender a ser todo eso, no se aprende a ser bueno o malo. Se es. O lo eres o no, simplemente.
Tampoco es todo blanco o negro. De hecho no existen buenas o malas personas. Existen personas mediobuenas, o personas mediomalas. O incluso, personas con días buenos y personas con días malos. Es precisamente en uno de esos días malos en lo que de verdad importa la actitud de una persona.  Lo cierto es que yo he visto comportamientos de todo tipo. Personas luchadoras y valientes, y personas que prefieren esconderse hasta que pare la tormenta. Personas de todo tipo.


Pero como estar rodeado de los que te quieren y apoyan en uno de esos días malos no hay nada. Nada como un buen abrazo, o un buen beso. Nada como sentirse querido. Nada como sentir esa palmadita sobre tu espalda. Esa palmadita que te indica que por encima de todo, TODO IRÁ BIEN. 



Fotos: HDominguez

martes, 25 de octubre de 2011

Son extrañas las necesidades humanas.
Encontrar algo que se te de bien, por ejemplo. Pero ¿y si no se te da nada bien? Por eso hablo de extrañas necesidades, justamente porque damos por supuesto que hay algo en este mundo que se nos debe de dar bien, que hay alguna cosa en la que tenemos que destacar, cuando, de hecho, no tiene porque ser así. ¿No cabe la posibilidad de que no seamos buenos en nada? No hablo de ser nefasto en todo, me refiero a ser mediocre sea lo que sea lo que hagas. Mediocre en deportes, mediocre en artes, mediocre en los estudios, mediocre en el trabajo, mediocre en la amistad, o mediocre en el amor… Mediocridad en todas partes.
Si te paras a pensarlo un rato, la persona mediocre tiene que estar pasándolo jodidamente mal, debe de sentirse presionado a la búsqueda de su don, y dado que el resultado de esta búsqueda parece nulo, también debe de sentirse presionado por no haber encontrado nada todavía. Añades más madera al fuego si además se da cuenta que es mediocre también buscando, y así en un sucesivo de cosas. Lo cierto, es que esta persona esta tan ciega, que es incapaz de ver que quizás lo que se le da bien es ser mediocre (solo en el caso en que forzosamente algo se nos tenga que dar bien como personas).  Muchos os preguntareis: ¿de que sirve ser un muy buen mediocre? Pues de lo mismo que sirve arrastrar un camión con la barba, o partir sandías con los pechos.
Sea como fuere, son dones, dones que ni si quiera sabes porque los tienes, ni de su utilidad, pero están ahí. Están ahí, a pesar de que seguimos dudando si se pueden llamar dones. DONES HABILIDADES O SENSIBILIDADES ESPECIALES.

HACE POCO MÁS DE UN AÑO UNA TARTA CAYÓ AL SUELO. 

lunes, 24 de octubre de 2011

A veces no encuentras manera posible de demostrar a alguien lo mucho que te importa, lo mucho que te preocupas por él. Me pregunto si será indispensable ya no solo en una relación romántica, sino en todas las relaciones humanas, hacer saber al otro lo que realmente sientes. Supongo que sí, y es que a veces se hace difícil decir según que cosas. Es por eso que algunos se refugian en la música, en la lectura o simplemente en su mundo interior. Lo cierto es que creo que los entiendo. Yo también me refugio en algo, algo indefinido, algo que todavía no ha tomado forma, mi proyecto a medio construir.  Cada persona tiene sus proyectos, y pocas veces resultan exitosos, sobretodo cara al público,  quiero decir que pocas veces son exitosos para los demás, para los que te rodean, pero lo que de verdad importa es la sensación que tu tengas, si te sientes satisfecho o no, y eso, solo te incumbe a ti.


Siempre suele pasarme que soy incapaz de terminar algo. Lo empiezo todo con muchísima ilusión y ganas, pero más tarde me vengo abajo, y lo abandono todo, sin ni siquiera una adiós, simplemente, me despido de lejos con un pequeño gesto de asentimiento. No me cuesta alejarme de viejos proyectos, porque aunque parezcan proyectos sin terminar o proyectos que no iban a ninguna parte, cada uno sabe realmente que son. Lo confieso, hasta ahora no he acabado ningún proyecto. Es justamente por ese motivo por el que no prometo nada, no me comprometo. Solamente escribiré hasta que considere culminado este proyecto, aparentemente terminado o no, y es que este es mi único refugio, mi manera de sobrevivir, escribir.



Nuestra pequeñez ante la grandeza del todo, del todo que nos rodea, de la gran resta del Universo. Pequeñez en dos corazones, un sentimiento, un lazo y una palabra. Muchos momentos y todos diferentes, no hay tan solo dos iguales. Todos únicos. Diferentes. Diferentes por estar contigo, diferentes por tenerte a mi lado.


Indescriptible, a la vez que un tópico. Se ha hablado mucho, y no se ha dicho nada. Se ha soñado mucho, pero tampoco ha pasado nada. He pensado demasiado y no he llegado a ningún lugar. Ningún avance. Estoy en el mismo sitio, exactamente igual que antes, antes de empezar. Pero a la vez es todo distinto, diferente pero igual. Igual en mi corazón, ¿pero diferente en el tuyo...? Preguntas sin respuesta. Respuestas que solo conoces TU.


FOTOS DE UN DIA GENIAL, DE PICNIC! :D

Fotos: HDominguez