domingo, 5 de febrero de 2012

undiaCualquiera

Hoy me he levantado sabiendo que hoy iba a ser uno de esos días de los que no tienen nada de especial, nada digno de recordar. Uno de esos días, en que cuando te asomas a la ventana y ves el cielo nublado no te apetece nada más que una sesión de peli con manta, y un gran tazón de chocolate caliente. Uno de esos días en lo que no quieres hacer nada de provecho, en los que simplemente te sientes como una persona sin oficio ni beneficio. Un día de esos en que solo buscas distracciones a pesar de saber que tienes alguna cosa pendiente que hacer... Y es que sabes que pierdes el tiempo sin hacer nada, y estas harto de que te lo repitan mil veces, al fin y al cabo es tu vida, y tu mismo pagarás las consecuencias. Así que me estiro en el sofá, dispuesta a escribir algo sobre nada en concreto y sobre nada interesante. 
Buenos días, para quien los tenga... aunque tratándose  hoy de un domingo, y con el pensamiento en la cabeza de que mañana lunes, volvemos a la rutina, poca gente debe de ver en hoy un gran día..
Banda sonora de un día como hoy: 


sábado, 4 de febrero de 2012

comounagranBatalla.

Una vez una persona muy sabia que yo conozco me dijo que la vida era como una gran batalla. Una guerra en la que hay tan solo dos bandos, en un bando  nos encontramos todos y cada uno de nosotros, y en el otro bando la propia vida, clara vencedora de la batalla. Pero todo sigue un orden preestablecido, tal y como pasa en las guerras. Bisabuelos, abuelos, padres, hijos y nietos, ese es el orden. Cuando nacemos nos colocamos en la última fila del gran frente, y a medida que avanza nuestra vida, nosotros también avanzamos, acercándonos más al frente, donde se encuentran las generaciones más mayores aún en vida; cuando muere una de estas generaciones la que va detrás la suplanta y nace una nueva generación que se coloca al final. Es por eso que la vida es una gran batalla, nacemos y vivimos destinados a perder. Cuando nos toca ponernos en el punto de mira luchamos en el frente, y más tarde morimos. Con todo esto y la obviedad de nuestro destino, la muerte, solo queda una cosa clara: conocemos nuestro final, pero no nuestro fin en la vida. Tempus fugit, dicen algunos... yo os digo que vida solo hay una y hay que vivirla de manera que cuando llegues al final estés orgulloso y sobretodo feliz con lo que has hecho de ella.